Nica y Monk
Hace ya unos años que las calles de Nueva York dejaron de ver su Bently recorrer los clubes, hoy sí respetables, de jazz. Pannonica, Nica, murió en 1988, su herencia fue su entusiasmo por una música que cuando ella se aficionó aún era maldita . Hay mujeres cuya vida es apasionante, mujeres cuyo valor y osadía desafían cualquier convencionalismo. Nica es una de ellas. Amiga de los maestros del jazz cuando estos no pasaban en muchos casos de ser unos tipos estrafalarios o unos drogadictos como Monk o Parker, ella estaba allí para prestarles su ayuda y su apoyo, incluso casi, sin caer en dramatismos, parte de su vida.
La Baronesa del Jazz como algunos críticos la han llamado nació en Londres en 1923 hija del financiero Rortschild, había recibido la típica educación convencional para una joven de clase alta británica en aquella época. Pero todo empezó cambiar cuando en el Royal Albert Hall, y por medio de su hermano, presenció la actuación del cuarteto de Benny Goodman. A partir de ese momento nacería una afición que duró hasta su muerte.
Con 22 años se casó con el diplomático francés Barón Jules de Koenigswater, del que se divorció en 1956. Después de algunas aventuras durante la Segunda Guerra Mundial. En 1951 se separa de hecho de su marido y se instala en Nueva York, en una suite del hotel Stanhope, esa suite de ese elegante hotel se va a convertir muy pronto en centro de reunión de todos los jóvenes del jazz. Es el momento de fulgor del nuevo estilo, del be-bop, Parker, Monk, Gillespie. Nica es una apasionada del jazz y de la vida, liberada de los convencionalismos sociales se lanza de lleno a esa nueva vida. Conciertos, reuniones de músicos, la Calle 52, el Village, hay grandeza en esa música, veladas de improvisación incluso grandes partidos de ping pong en la terraza de sus suite, pero también presenció la miseria, el dolor y las dificultades de esos músicos, la adicción a las drogas y al alcohol que destrozaron tantas y tantas vidas bajo la mirada de esta mujer que los atendió en más de una ocasión.
A Charly Parke, el gran Bird, le sorprende la muerte en casa de la baronesa, pronto la prensa sensacionalista se lanza a degüello contra Nica, que sin embargo lejos de dejarse destruir se afianza en su estilo de vida y en sus convicciones. Nica siguió haciendo lo que más le gustaba, hasta poco antes de su muerte aún frecuentaba los garitos de jazz en el Village.
Nica y Mingus
Tal vez nada más valiente que una mujer y una pasión para romper con todos los convencionalismos y lanzarse al abismo, para seguir aquello por lo que verdaderamente merece la pena luchar. Nica, la baronesa de Koenigswater, podría haber llevado una vida plácida, disfrutando de su posición, pero también hubiese sido una vida llena de monotonía y rutina, Nica eligió el camino más difícil, el camino de una música que entonces seguía estando mal vista, una música llena de bohemios con dificultades, con adicciones que les llevarían a la destrucción, pero también la vida llena de pasión por algo que a veces es más grande que nosotros. El jazz es un adictivo que quien lo prueba jamás podrá escapar. Nica lo probó con toda la intensidad.
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